Productos que lo prometen todo acaban siendo abandonados
En 2014 Kazuya se compró un termostato inteligente. Este usuario de Forocoches contaba allí su experiencia cuatro años después: el dispositivo, llamado Green Momit, ha dejado de funcionar: la empresa «ha cerrado y ha dejado de pagar a los proveedores», asegura.
Es uno de los muchos ejemplos de empresas que nos venden un futuro en el que la IoT hará mejor nuestras vidas y acaba haciéndolo (más o menos) hasta que dichas empresas desaparecen del mapa. Sin las plataformas que los sostienen, esos productos conectados de repente ya no funcionan y dejan totalmente «vendidos» a quienes los compraron
Domótica inteligente del hogar
El termostato que funcionó bien hasta que dejó de hacerlo
La internet de las cosas tiene una pinta estupenda como concepto. Dispositivos siempre conectados a la nube y que se alimentan de ciertas interacciones para facilitarnos la vida en diversos ámbitos.
Son muchas las empresas que se han apuntado a la tendencia y han creado dispositivos llamativos y prometedores, pero la realidad de esos dispositivos no es siempre tan bonita como la pintan quienes los crean.
El caso de Green Momit que Kazuya narraba en su mensaje es inquietante: el dispositivo no era perfecto pero funcionaba razonablemente bien. En 2017, no obstante, tuvo que cambiarlo tras una actualización que provocó problemas, aunque desde ese momento los problemas con el termostato iban siendo más y más importantes.
Y de repente, el usuario recibe un correo de los responsables del producto en el que avisan de cómo la trayectoria del producto, aunque con hitos importantes, ha alcanzado un punto en el que «tiene muy comprometida su viabilidad a corto plazo«.
BIENVENIDOS A LA INTERNET OF BROKEN THINGS
Poco después Kazuya se encontró con que la inversión que hizo (le costó 200 euros cuando lo compró) ya no servía para nada: no podía entrar al termostato desde la aplicación móvil o desde la página y nada. «Busco información sobre ellos y no funciona ni correo ni ningún teléfono».
La empresa desaparece del mapa, y deja a sus usuarios sin soluciones. Y hay otro problema importante aquí: los productos de Green Momit siguen estando disponibles y a la venta en webs como Amazon, y no son precisamente baratos: los potenciales compradores tendrían derecho a devolución al darse cuenta de que no funcionan correctamente, sí, pero el pequeño caos está servido.
La Internet of the Broken Things
El caso de Green Momit es uno de los últimos ejemplos de un mercado que viene sufriendo problemas de «productos efímeros» desde hace tiempo y que siguen apareciendo por doquier.
En 2016 ZDNet ya hablaba de productos abandonware. De algunos como aquel atractivo Cone hablamos en su día en Xataka: aquel altavoz inteligente prometía saber qué queríamos escuchar en todo momento, por ejemplo.
Ese producto desapareció un buen día de la faz de la tierra, como también lo hizo Revolv, la empresa que de hecho fue comprada por Nest (que a su vez había sido comprada por Google, qué lío).
Aquel producto era como una «piedra Rosetta» que prometía lograr que todos nuestros productos domóticos se entendiesen entre sí sin importar el protocolo de conexión. Aquello era bonito sobre el papel, pero el producto dejó de estar soportado por sus responsables. Un buen día de mayo de 2016 decidieron que se acabó lo que se daba.
Como apuntaban en ComputerWorld, este y otros muchos ejemplos nos hacen pensar en una Internet of Things (internet de las cosas) que está convirtiéndose en una Internet of Broken Things (internet de las cosas rotas). Los productos funcionan y un buen día las plataformas en la nube que los sustentan desaparecen. Segûn publicación Xakata
Productos que lo prometen todo acaban siendo abandonados